Muchas veces..
Cuando pensamos en darnos una oportunidad, o en las oportunidades, en general , muchas veces enseguida pensamos en la necesidad de que sea una segunda oportunidad. Seguramente, sea esta una de las pocas veces en las que no ser el primero, resulte algo bueno, muy bueno, pues en estos casos, de alguna manera, no pudimos obtener todo lo positivo, suficiente, esperado, necesario o deseado de esa primera vez u oportunidad primera. Así, las segundas oportunidades pueden y deben ser buenas si somos capaces de percibir, valorar y agradecer su valor.
En esta sociedad y cultura nuestras, parece que las oportunidades sean a veces únicamente económicas, financieras, laborales, en esencia efímeras y pasajeras. Que seamos capaces de buscar en las oportunidades nuevas formas de ser, de vivir en los demás. Que sean oportunidades de amar, de escuchar, de dar, de valor, de agradecer.
Estos poemas y reflexiones han nacido en uno de esos momentos especiales, difíciles, donde nuevas experiencias nacen en las dificultades que la vida nos hace vivir a veces. Experiencias en las que un torbellino de cosas pasan, se renuevan, te atropellan, te preguntan y te responden, se reciclan, se acercan y se alejan, son causa de temor y confianza, fe y esperanza.
Gracias a Dios, por el don de la Fe y a todas las personas que han sido y son parte de este camino, de esta segunda oportunidad.
Como esas briznas de hierba que cubre el rocío, bendecidas con el agua de la escarcha y a la vez débiles en el tiempo, hasta que los primeros rayos de sol las recaten del peligro, esa posibilidad de no poder sobreponerse al frío, esa segunda oportunidad.
Alicia Belenguer Culebras
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