siembra o cosecha,
hablaría contigo sin esperar otra ciencia,
que la de empezar derrumbando adoquines y piedras.
Gratitud y miedo, tolerancia inquieta
es mucha la arena, que acumula la espera.
Pero sean gruesas, finas o medias, confitillos, gravas, matatenas,
partículas sueltas, así fluyen las penas.
Arena volcánica, negra.
La del arrecife, de blancura llena.
Variedad minúscula, capaz y tolerante,
el cacahuete y la sandía son así por su drenaje,
tonalidades y durezas cual mis sentimientos frugales.
Acaso no es la arena del cuarzo, en su dureza firme,
¿lo será así la paciencia que no apaga la calma?
Arena verde de preciosas piedras ó rosa del coral,
otras veces, luces en la noche
luces de neón, cada grano es uno solo,
cada espera, una acción,
cada planta una raíz,
cada pétalo una flor,
refugio y despensa,
diminuto universo
inmenso amor.
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