Abrazar con el Alma
Y llega así,
cuando no puede ser más oscura
la oscuridad,
ni osara, la cuerda tensa
una vez más vibrar.
Hasta el balanceo, inquieto
suplica sin parar, parar.
Y nieva, sobre el Rio frio
aunque no se quiera helar.
Es entonces
y solo entonces
que
suelta el Alma su abrazo,
y ya
no se necesita más.
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