Mi cómplice fuiste,
y mi delator
padecí contigo
lucidez y confusión.
Fuiste mi bahía,
mi ensenada
mi razón;
fuiste simiente y comienzo
y estrella oculta
y a veces nada.
Contigo aquí, fui entibiada y fría,
bienaventurada,
acaso al sentir, una vez condenada
requiebros del tiempo
luna naciente
y discusión de mañana
pero siempre amada.
Comentarios
Publicar un comentario