De por qué la gata no es gato




Hubo en un tiempo una gata,
de color carey,
que quiso escribir un relato
sin borrar ni un recuerdo
de su origen nato.

Buscando mil recursos,
ansió enseguida partir,
dejar atrás su casa
sin mas armas blandir
que sus finitas patas.

Relataría ella
"La Historia de Ada"
y su relación con humanos,
pues no conocía su lomo
el cariño de otros gatos.

Llegaría así a la raíz de por qué
era ella gata y ¡no gato!

Ya ve vuestra Merced
qué peculiar inquietud
nuestra felina tenía, 
encontrarla algún día
y con ella crecer.

Buscando resolver la duda
se encontró una mañana temprano
con un apuesto sapo
y fue esto como tomar,
 ¡sopa de pollo con ajo!

La preguntó el sapo al instante,
 desde el borde de su canto:

“Como podía una gata guardar
 en esos ojos, tanto encanto.”

La gata se quedó pensando,
¡como podía ser esto!:

“ Y si acaso supo en seguida 
que a quien miraba 
no era un gato”

 Le dijo entonces al sapo, 
fingiendo cierta bravura:

¿No teme usted pobre sapo
 que pudiera entre guiñapos 
corretear veloz
y con mi zarpa de gato 
lanzarme sobre ti 
y sacarte de este charco?

Y así, contestó él raudo:
“Solo hay un modo de saber
si es una gata a quien ves,
y es comprobar 
que actúa y se mueve 
sin conocer que lo es”.





Comentarios